Discurso Oradora
Invitada
Arq. Tatiana Bilbao
Spamer
Ceremonia de
Egresados de Licenciatura
4 de marzo de 2017
Hola, primero
¡felicidades! y gracias por darme la oportunidad de estar aquí hoy. Me emociona estar de
regreso en mi universidad, con la posibilidad de compartir un poquito de mí en
este momento tan representativo de sus vidas. Espero que hayan disfrutado
estos años en la universidad porque yo, después de tanto tiempo recuerdo esta época
con mucho cariño y con ganas de regresar, y a lo mejor de hacer cosas
distintas.
Pasé por esta
universidad, con prisa, con ganas de terminar, sintiendo que el “mundo real” me
llamaba y yo me estaba quedando atrás. Todo pasaba afuera del campus y me urgía
salir a enfrentarme a la “realidad”. Tenía prisa porque me había tardado en
elegir estudiar arquitectura, fue una época rebelde de mi vida. Mi familia es
una familia de arquitectos, mi abuelo era arquitecto, mis tíos, mis primos y yo
quería sentir que era diferente. Ahora que lo veo con distancia me doy cuenta
que siempre supe que lo mío era la arquitectura, o bien como dice mi papa, la
arquitectura estaba en mis venas. Desde niña podía pasar horas construyendo la
casa para las muñecas, sin la necesidad de jugar con ellas cuando estaba
completa. Total, que cuando decidí entrar arquitectura, todas mis amigas ya
estaban a la mitad de su carrera y yo apenas empezaba. Así que con toda la
velocidad del mundo quería terminar de estudiar, sin darme cuenta de la gran
oportunidad que representaba ese momento de mi vida.
Por eso si tuviera la
oportunidad volvería a estas aulas, disfrutaría cada clase, cada tarea, aprovecharía
cada momento para aprender más, para leer más, para proponer más ideas en
mil escenarios utópicos, que al final creo que esas son las ideas que tienen
impacto en el mundo real. Hoy me doy cuenta que tenemos una vida entera para
enfrentarnos a la vida adulta y en verdad muy pocos años para prepararnos para
ella.
Sin embargo, rápido
pero viví aquí de las experiencias más formadoras de mi juventud, me formé
como arquitecta, lo que soy hoy. Me divertí, conocí a la mayoría de las
personas con las que comparto tanto el trabajo como la diversión.
Era demasiado nerd, y
me iba bien en la realidad, pero la disciplina nunca se me dio, me gustaba
platicar con mis amigas todo el día y durante toda la clase….recuerdo a un
querido maestro de Estructuras que al cabo de 3 semestres me pidió que no asistiera
más a la clase y me presentara sólo a los exámenes, pues era muy buena
estudiante pero nunca me porté bien.
Nunca olvidaré el
pedestal que nos hicieron hacer en esta explanada central y representar al
personaje para el cual diseñamos, un emperador azteca…Tatiana disfrazada de
ello….
Nunca me imaginé que
iba a estar aquí 20 años después siendo yo la que tenía que hablar con
ustedes. El día que estuve donde están
ustedes ahora pensé que salía a construir una mejor ciudad, a transformar las
políticas gubernamentales y estar marcando un futuro mejor. Y si bien estoy
aquí, no creo haber conseguido todas esas cosas. Sin embargo, toda esa energía
y todas esas metas que tenía a su edad, las sigo teniendo hoy.
Finalmente, aquí
estoy, no con las manos vacías, con un pequeñísimo camino recorrido, pero
preparada para todo lo que queda por andar. Cuando salí de la universidad mi
primer trabajo fue en la SEDUVI (Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda),
creía que desde ahí iba a poder aportar algo para la ciudad y lo que descubrí
fue que había mucho por hacer, pero desde el otro lado, desde la ciudadanía.
Con mucho trabajo, y
con mucho esfuerzo, después de algunos años, de arrancar muchos proyectos con
mis amigos, de tocar muchísimas puertas, apenas hace 12 años fundé mi estudio
de arquitectura. Y digo apenas porque siento que poco a poco vamos arrancando y
que todas esas puertas a las que he llamado durante años se van abriendo lentamente
y sin saber cómo se van presentando nuevos proyectos y posibilidades a futuro.
Así que hoy vivo sin
prisas, convencida de que no hago arquitectura, soy arquitecta y disfruto serlo
en cada momento de la vida cotidiana. Mi trabajo no se siente como trabajo, es
lo que hago cada día y mejor aún es lo que amo hacer. Hoy, sin ánimo de
enumerar una lista de consejos y decirles cuáles son los pasos que deben
seguir, porque no los sé, les puedo decir qué me ha funcionado a mí.
Uno ha sido no dejar
que nadie me cuente la historia, las cosas hay que verlas de primera mano,
investigar, informarse, no vean el mundo a través de la pantalla de la
computadora, menos de la televisión, véanla de verdad. Salgan a la calle, viajen,
conozcan gente, busquen e investiguen todo eso que no se pueden explicar.
En arquitectura es
muy claro que para cada proyecto nuevo, ya sea una vivienda, un edificio de
oficinas o un recinto religioso, hay que tener la sensibilidad para aproximarse
a un buen resultado. Hay que conocer todo sobre nuestro cliente, sus
costumbres, el lugar, su contexto. Y no basta con ver la página de Wikipedia,
vamos al sitio, investigamos, conocemos y platicamos con todas las personas que estarán
involucradas en el proyecto.
También como les dije
antes, hay que tocar muchas puertas, pero lo más importante es que cuando se
abran tienen que aprovechar la oportunidad porque nunca sabes cuál
puerta es la buena, la que tiene el proyecto increíble detrás o tal vez tiene la
puerta de oro escondido dentro de ella.
Lo más importante es
saber colaborar, con todos los involucrados de inicio, así como buscar alianzas
con personas o instituciones que hagan crecer nuestras ideas. Es muy importante, y es algo en lo que he
pensado mucho los últimos meses, es que siempre hay que saber estar del
otro lado, ver más allá de la burbuja que nos rodea. Cuestionarnos lo
que nos hace sentir incómodos, lo que nos rompe paradigmas y nos llama a
ser distintos. Creo que únicamente considerando y colaborando con el
otro es cuando podemos abrir canales de comunicación para generar
conocimiento para nosotros, para todos y a través de ello aspirar a la transformación
de la sociedad.
Sin importar cuál sea
su ocupación, consideren lo que está más allá de su vista, no se olviden que lo
importante está del otro lado. Trabajen cada día por darle voz a las ideas del otro.
Finalmente, disfruten ser quienes son.
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