El
12 de octubre de 1968 se inauguraron los Juegos de la XIX Olimpiada ocurrida en
México. A cincuenta años de la justa deportiva, compartimos información sobre
la participación de la Ibero en su Olimpiada Cultural.
La Ibero y su participación en
la Olimpiada Cultural Juegos de la XIX Olimpiada México 1968
“…la amplitud del Programa
Cultural lleva consigo el trasladar a un plano de igualdad a todos los
participantes, pon encima de victorias o derrotas [ya que] la cultura es el
ámbito donde los hombres pueden entenderse mejor.”
Comité Organizador de los Juegos
de la XIX Olimpiada
Los Juegos de la XIX Olimpiada fueron singulares por
diversos motivos. Fueron los primeros transmitidos televisivamente a color,
tuvieron una impresionante cobertura mediática que garantizó su difusión
mundial y en ellos también se utilizó la pista de tartán por primera vez. Su
singularidad incluye también momentos controversiales como la propaganda
contraria a que la Ciudad de México fuera sede de los Juegos debido a su
altitud (2240 msnm) podría traer consecuencias negativas a los atletas,
argumento que fue desestimado gracias a las mediciones realizados en las
Semanas Deportivas Internacionales de 1965 y 1967. La revocación de la
invitación a Sudáfrica frente al boicot de países africanos y el Bloque
comunista del Este ante la participación de un país donde el apartheid
era legal. Y, durante las competencias, el Saludo del Poder Negro realizado en
la premiación de los 200 metros por los atletas afroamericanos Tommie Smith y
John Carlos como protesta frente al racismo estadounidense.
Pero el sello absolutamente distintivo de los Juegos
acaecidos en México es la Olimpiada Cultural propuesta por el Comité
Organizador, dirigido por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, que logró un
programa cultural sin precedente que, vinculado a una original y poderosa
identidad gráfica los dotó de un discurso olímpico propio.
“Según Pedro Ramírez Vázquez el diseño gráfico
moderno en México nació con los juegos olímpicos de 1968. […] El comité
organizador recurrió a dos expedientes: de una parte organizar un equipo de
trabajo con los maestros y alumnos de la única escuela de diseño gráfico en la
ciudad de México de ese entonces (la de la Universidad Iberoamericana); por
otro lado, se recurrió a las relaciones personales de los miembros del comité
para reclutar un equipo de diseñadores extranjeros jóvenes que en ese momento
gozaban de un prestigio incipiente por su trabajo.”[1]
El programa de la Olimpiada Cultural convocó
artistas plásticos, poetas, dramaturgos, músicos, bailarines, escultores y
cineastas que presentaron una relectura de los Juegos, logrando el diálogo
entre países, deporte y cultura a través de muy diversos eventos que tuvieron
lugar a lo largo de todo el año. Se articuló en veinte grandes temas, algunos
de los cuales fueron el marco para propuestas y actividades en varias sedes que
multiplicaron la participación y el alcance de las propuestas mexicanas gracias
al trabajo conjunto de instancias públicas y privadas. De los veinte puntos del
Programa Cultural el Comité Organizador participó en 17, mientras que en los
otros tres participaron instituciones independientes de él[2].
La Ibero, la UNAM y el IPN fueron algunas de las instituciones de educación
superior que participaron en el programa de la Olimpiada Cultural.
El caso de la Ibero se explica tanto por la
pertinencia y calidad de sus programas y entidades académicas como la Escuela
de Diseño y el de su Laboratorio Museográfico, y por la trayectoria profesional
y el reconocimiento de algunos de sus profesores, quienes estaban profundamente
involucrados en los Juegos y en su Olimpiada Cultural como Mathias Goeritz,
director de las Escuelas de Artes Plásticas y Diseño Industrial a principios de
la década de los sesenta[3], y
responsable de la coordinación y creación del corredor escultórico de la Ruta
de la Amistad, o el arquitecto Manuel Villazón Vázquez, integrante del
equipo que diseñó el logotipo y la identidad olímpica.
Entre las primeras noticias publicadas dentro de los
medios impresos de la Ibero la Gaceta uia de agosto de 1967 anunció la
colaboración de la Escuela de Diseño en la preparación de las Olimpiadas bajo
la dirección del arquitecto Manuel Villazón Vázquez, en ese momento director de
dicha Escuela:
“Lo
importante no es ver el nombre de la UIA aparecer con frecuencia en letras de
molde sino la intervención de profesores y alumnos, conforme a la finalidad de
la carrera, una renovación en diversas ramas de la producción industrial y en
la actividad artesanal de México.
El
Diseño obedece a un criterio de que en la manufactura de productos con temas
olímpicos se utilice el estilo mexicano pero no el aztequismo, sino que se
proyecte la imagen del México moderno que basa su estilo en sus propias
tradiciones.
La
participación del Arq. Villazón y su equipo de la UIA en el Comité Olímpico
imprimirá un sello auténticamente mexicano a la gran ciudad, y reemplazará los
anuncios comerciales con artísticos mensajes de paz y de fraternidad
universal.”[4]
Unos meses después, en febrero de 1968 se comunicaba
la inclusión de la exposición Joyas Pictóricas de México (s. XVI-XIX),
Colecciones Particulares presentada por el Laboratorio Museográfico de la
Universidad Iberoamericana dentro del Programa oficial de la Olimpiada
Cultural.
“PROGRAMA
CULTURAL DE LA XIX OLIMPIADA. LA UIA PARTICIPA EN LA OLIMPIADA CULTURAL.
El
Comité Organizador de los XIX Juegos Olímpicos ha incluido en su programa
cultural una exposición de “Joyas Pictóricas de México (s. XVI-XIX),
Colecciones Particulares”, cuya organización ha sido confiada al Laboratorio
Museográfico de la Universidad Iberoamericana.
La exposición
que ya figura en la Guía Olímpica tendrá lugar del 23 de septiembre al 8 de
noviembre.”[5]
El Laboratorio Museográfico nació en 1966 como una
iniciativa impulsada por el doctor Felipe Pardinas Illanes, S.J., fundador de
la Escuela de Historia del Arte de la Ibero, quien consideraba necesario
vincular teoría y práctica para generar proyectos que incidieran a favor de la
comunidad.[6]
Sobre el Laboratorio, y con ocasión de su exposición
para la Olimpiada Cultural, el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez escribió:
“País de profunda inquietud investigadora, México ha
sabido reunir en importantes museos el acervo considerable que le han legado el
pasado y las dos principales raíces de su estirpe. En ellos, cuidadosamente
catalogadas para cultura y solaz de propios y extraños, están el arte misto de
la colonia y las impetuosas manifestaciones del mexicano moderno.
En esta trascendental labor adquiere singular
importancia la función de un laboratorio museográfico como el de la Universidad
Iberoamericana que refleja el interés del estudiantado por una ciencia que
también es un arte.”[7]
Joyas Pictóricas de México fue una de las exposiciones realizadas dentro del
renglón titulado Obras selectas del Arte Mundial de la Olimpiada
Cultural. Fue montada en el museo del Laboratorio en las instalaciones de la
Universidad por alumnas de la Ibero que habían cursado la clase de museografía
con Mario Vázquez Ruvalcaba, director museográfico del Museo Nacional de
Antropología e Historia.[8]
El proyecto recibió el apoyo de coleccionistas
particulares e instituciones como Condumex, el Instituto Mexicano del Seguro
Social, Kodak Mexicana y, naturalmente, el Comité Organizador de los Juegos de
la XIX Olimpiada, entre otros. Fue asistido por importantes profesionistas y
académicos como la maestra Beatriz de la Fuente, el doctor Justino Fernández,
ambos historiadores del arte, y el arquitecto Jesús Virchez, quien también
participó en el diseño de los veinte íconos deportivos de la identidad
olímpica.
Joyas Pictóricas de México presentó un conjunto de pinturas que abarcó desde el
siglo XVI hasta el XIX que fueron generosamente prestadas por coleccionistas
privados, lo que fue sumamente interesante, ya que muchas de ellas eran
desconocidas y fueron expuestas en la Ibero por primera vez. En palabras de
Justino Fernández el título de la muestra “es adecuado al conjunto en el que se
encuentran algunas obras que son verdaderos diamantes y otras que rodeándolas
componen un acervo digno de cualquier museo, y, desde luego, de la Olimpiada
Cultural 1968.”[9]
Las obras seleccionadas fueron creadas por maestros
como Simón Pereyns, Baltasar Echave Ibía, Luis Lagarto, José de Alcíbar,
Nicolás Rodríguez Juárez, José Agustín Arrieta, Pelegrín Clavé, Juan Cordero,
José María Velasco y Conrad W. Chapman, por mencionar solo algunos, ya que la
exposición contó con un total de 63 pinturas de grandes maestros y talleres,
junto con obras de autor desconocido.
El discurso expositivo reivindicaba los valores de
la pintura novohispana y decimonónica, lo que era una propuesta novedosa en una
época en la que la historiografía nacional desdeñaba el pasado colonial y el
romanticismo para privilegiar las raíces indígenas y la plástica
revolucionaria. Congruente con la naturaleza del Laboratorio, el montaje
experimentaba con técnicas museográficas, que buscaban el contacto entre el
objeto y observador, y se transformaban en el vehículo perfecto entre el
conocimiento erudito y el público asistente.
La estructura del montaje se articuló con mamparas
que permitían hacer un recorrido cronológico de las pinturas. A cada siglo se
le asignó un color distinto y cada obra fue enmarcada en un espacio individual
para facilitar su apreciación. Se incluyeron materiales como yute de colores
brillantes, típicamente mexicanos, para cubrir los pasillos de circulación y
las mamparas expositivas, lo que dotaba al conjunto de un aspecto atractivo y
original. Cabe destacar que los colores elegidos formaban parte del pantone
utilizado para identificar los Monumentos de la Ruta Olímpica y dialogaban
también con los íconos deportivos y culturales.[10]
La ceremonia inaugural fue presidida por el rector
de la Universidad, el doctor Ernesto Meneses Morales, S.J., acompañado del
Presidente del Patronato del Laboratorio Museográfico, Arturo Alonso, la
Directora del mismo, María Luisa Ramírez Becerra, y el arquitecto José Nava
Requesens, museógrafo de la muestra.
Joyas Pictóricas de México estuvo abierta al público por tres meses, durante
los cuales se recibieron visitantes de diversas instituciones educativas,
atletas y público general; se ofrecieron visitas guiadas y a grupos especiales
y se tiene la noticia de la visita de Jesse Owens, medallista olímpico en
atletismo en 1936.[11]
Así que la invitación hecha a los estudiantes de la
Ibero que inició para colaborar formar parte del enorme contingente que
atendería a los visitantes atraídos por los Juegos, se convirtió en una
brillante oportunidad para colaborar en proyectos de gran envergadura y para
compartir el trabajo académico construido entre alumnos y profesores con el
mundo entero.
“EL
COMITÉ OLÍMPICO SOLICITA CHOFERES
Para
atender a atletas y turistas que visiten la capital con motivo de las
Olimpiadas el Comité Olímpico solicita jóvenes dispuestos a prestar oficios de
choferes en esa temporada.
Todos los
servicios serán bien retribuidos; los alumnos que acepten esta oferta pueden
inscribirse en la Secretaría General con la Srita. Pilar Gómez Robredo.”[12]
_______________
1.
Ariel Rodríguez
Kuri. “Hacia México 68. Pedro Ramírez Vázquez y el proyecto olímpico” en Secuencia.
Revista de historia y ciencias sociales, México, Instituto Mora, no. 56,
abril-junio 2003.
2.
Comité Organizador
de los Juegos de la XIX Olimpiada, México 68, México 1969, v. II, p.
272.
3.
Ana Torres Arroyo.
“La neo-Bauhaus: Mathias Goeritz en la Universidad Iberoamericana” en Nierika
Revista de Estudios de Arte, Año 2, No. 3, enero-junio 2013, pp.
110-113.
4.
Gaceta uia.
Información interna de la Universidad Iberoamericana, Año 1, Vol. 1, Núm. 7, agosto de 1967, p. 6.
5.
Gaceta uia.
Información interna de la Universidad Iberoamericana, Vol. II, Núm. 11, 15 de febrero de 1968, p. 6
6.
Cristina García
Hallatt. “Enseñanzas de Felipe Pardinas” en en Nierika. Revista de estudios
de arte, Universidad Iberoamericana, Número 2, Año 1, Suplemento especial,
pp. 73-80.
7.
Programa Cultural de
la XIX Olimpiada. Joyas Pictóricas de México.
México, Laboratorio Museográfico, Universidad Iberoamericana, 1968, p. 3.
8.
Entrevista escrita
con María Antonieta Graf Graf y María del Carmen Hernández Torres, integrantes
del Laboratorio Museográfico. 8 de julio
de 2018.
9.
Justino Fernández.
“Introducción” en Programa Cultural de la XIX Olimpiada. Joyas Pictóricas de
México. México, Laboratorio Museográfico, Universidad Iberoamericana, 1968,
p. 7.
10.
Op. Cit., Entrevista
escrita con María Antonieta Graf Graf…
11.
Íbid.
12.
Op. Cit., Gaceta uia., Vol. II, Núm. 11, 15 de
febrero de 1968, p. 6.
[1] Ariel Rodríguez
Kuri. “Hacia México 68. Pedro Ramírez Vázquez y el proyecto olímpico” en Secuencia.
Revista de historia y ciencias sociales, México, Instituto Mora, no. 56,
abril-junio 2003.
[3] Ana Torres Arroyo.
“La neo-Bauhaus: Mathias Goeritz en la Universidad Iberoamericana” en Nierika
Revista de Estudios de Arte, Año 2, No. 3, enero-junio 2013, pp.
110-113.
[4] Gaceta
uia. Información interna de la Universidad Iberoamericana, Año 1, Vol. 1, Núm. 7, agosto de 1967, p. 6.
[5] Gaceta
uia. Información interna de la Universidad Iberoamericana, Vol. II, Núm. 11, 15 de febrero de 1968, p. 6
[6] Cristina
García Hallatt. “Enseñanzas de Felipe Pardinas” en en Nierika. Revista de
estudios de arte, Universidad Iberoamericana, Número 2, Año 1, Suplemento
especial, pp. 73-80.
[7] Programa
Cultural de la XIX Olimpiada. Joyas Pictóricas de México. México, Laboratorio Museográfico, Universidad Iberoamericana, 1968,
p. 3.
[8] Entrevista
escrita con María Antonieta Graf Graf y María del Carmen Hernández Torres,
integrantes del Laboratorio Museográfico.
8 de julio de 2018.
[9] Justino
Fernández. “Introducción” en Programa Cultural de la XIX Olimpiada. Joyas
Pictóricas de México. México, Laboratorio Museográfico, Universidad
Iberoamericana, 1968, p. 7.
Mtra. Cecilia Sandoval Macías
UNIVERSIDAD
IBEROAMERICANA CIUDAD DE MÉXICO
Biblioteca Francisco
Xavier Clavigero
Archivo Histórico
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