Rector Universidad Iberoamericana Ciudad de México
Ceremonia de Egreso Licenciatura
Marzo 2019
Con
ocasión de su graduación, en esta ocasión festiva y de reconocimiento por su
importante logro, quiero hacerme eco de las palabras que un buen amigo, el
rector de la Universidad Alberto Hurtado, de Chile, el P. Fernando Montes, S.J.
suele decir a sus muchachos y muchachas cuando egresan de la Universidad. Son
diez propósitos que nos hemos propuesto lograr con su formación en nuestras
aulas. Es que, en realidad, queremos que nuestra Universidad se distinga, no
por sus instalaciones, ni por sus recursos, o por su publicidad, sino por su
contribución académica y humana, por su seriedad al abordar los problemas del
país, por la voluntad de transmitir sus creencias y voluntad, no por la fuerza
o la imposición, sino por contagio, por afinidad.
En
su paso por la Ibero, hemos querido:
1°
Formar personas con una fe sólida y con una visión sanamente religiosa de la
existencia. Que sepan por qué y para qué viven; por qué y para qué estudian y
qué sentido tiene su paso en esta tierra. Queremos que tengan una honda
espiritualidad que cree en Dios de la vida, que no arrebata al ser humano su
libertad ni su modo de pensar; que no es garante de un orden social injusto:
que es cercano a los hombres y mujeres, en especial a aquellos que el mundo margina
y excluye.
2°
Esperamos haber podido hacer de ustedes hombres y mujeres, colaboradores de
Dios, que comprenden su profesión como una misión y como posibilidad de
servicio, que existen para los demás y que no buscan en primer lugar su propia
realización ni su prestigio.
3°
Quisimos formar también seres humanos de diálogo, llenos de respeto por las
opiniones ajenas, que procuran abrirse a la verdad sin relativismo, pero sin
fanatismos, intransigencias o descalificaciones. Por eso las personas formadas
en esta universidad deberían ser un fermento de concordia y de paz.
4°
Esperamos que de aquí salgan personas que miran positivamente la creación: que
sepan amar y cuidar la naturaleza; que sepan contemplarla y reconocer en ella
las huellas del Creador, sin esclavizarse ante ninguna criatura. Frente a la
tentación de consumismo y la ostentación que nos amenazan, esta universidad quiere
formar personas austeras y modestas que comprendan que los bienes de cualquier
índole tienen un destino universal.
Es
también importante que nuestros profesionales egresados tengan la genialidad de
emplear los medios que correspondan a nuestra realidad social, económica,
étnica para que no se constituyan en un factor de alineación, sino de
liberación.
5°
Quisiéramos que ustedes, al igual que todas las personas formadas aquí, sean
excelentes en sus respectivas disciplinas, que hagan rendir los talentos
recibidos sin mediocridad. El país necesita para su desarrollo profesionales de
primera calidad, serios, creativos, constantes y estudiosos. El buscar la excelencia
es un modo de amar si no se hace solo por sobresalir.
6°
Es bueno recordar que los egresados de estas aulas deben tener una verdadera
pasión por la justicia, procurando crear con todo su empeño una sociedad más
justa, solidaria y humana. Por eso es indispensable que ustedes estudien los
mecanismos que generan injusticia y que tengan contacto real con los
marginados, con los más pobres y con los que más sufren…con la verdad de
México.
7°
Para poder vivir el ideal de Ignacio es fundamental una formación integral e
integradora. Por eso hemos pretendido también que los hombres y mujeres, los
profesionales salidos de estas aulas, puedan ser especializados, pero jamás
hombres de una sola dimensión.
El
profesional de esta universidad debe ser profundamente humano. Capaz de
apasionarse por todas las manifestaciones del espíritu y dolerse con todo lo
que quebranta la humanidad. El hombre integral tiene ese equilibrio que le
permite ser religioso sin ser beato; científico sin perder las otras
dimensiones de la humanidad; artista sin despreciar la razón; deportista con
conciencia de que el cuerpo no puede ser centro exclusivo de todos los cuidados;
inquieto socialmente sin caer jamás en el simplismo demagógico.
Ciencia,
arte, religión, deportes deben amalgamarse en una síntesis armónica. Una
formación integral supone también educar la afectividad: cuando llegue la hora
del balance final, la gran pregunta será si hemos sabido amar. Por eso una
buena formación profesional se armoniza con la vida de familia, con la vida de
pareja y con la capacidad de amistad fiel y profunda.
8°
La formación humanizante debería dar a los profesionales la capacidad de no
escandalizarse de las debilidades humanas. Eso queremos también de ustedes.
Tanto la universidad como las empresas, y hasta la iglesia, tendremos siempre
la impronta de la debilidad y del pecado, de los egoísmos e imperfecciones. Un
hombre y una mujer maduros no deben cerrar los ojos ante el mal. Deben
reconocerlo, denunciarlo y buscar los remedios para que ese mal se corrija… Pero,
como Jesús, no debe jamás descorazonarse ante la pequeñez humana.
9°
En ustedes, hemos querido formar también profesionales libres para buscar,
decir y vivir la verdad… No puede haber una sociedad justa y desarrollada
construida sobre el engaño, la deshonestidad y la corrupción. Ese es
precisamente nuestro lema: “La verdad nos hará libres”. Sólo la verdad.
10°
Me parece, finalmente, que en un mundo que se unifica hemos creído
indispensable hacer de ustedes personas con mirada universal, que no estrechen
las perspectivas por el amor a su región y a su país. El hombre que debemos
preparar para el siglo XXI tiene raíces en su patria, pero es un ciudadano del
mundo que se deja interpelar por los grandes problemas de la humanidad.
Estas
son diez intenciones de la “agenda oculta” que hemos tenido frente a ustedes.
Esperamos haber hecho bien nuestro trabajo. El turno es ahora de ustedes.
Enhorabuena y felicitaciones.
David Fernández, S. J.
Marzo de 2019
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